Sábado, 13 de Agosto de 2011.
Después del viaje a Ecuador en Enero y de las breves vacaciones de Semana Santa en Madrigal de la Vera hacíamos de nuevo la mochila para huir del calor de Madrid y disfrutar de las tierras y gentes del norte. De sus paisajes y de su gastronomía, de su ritmo de vida y de su clima.
Madrugamos un poco, ya que todo indica que no vamos a ser los únicos en coger vacaciones a mitad de mes. A las 8h estamos ya arriba y después de empaquetar equipaje, revisar la casa y demás tareas, salimos a las 9 y media rumbo a Sanabria.
En la A-6 hay bastante tráfico pero no cogemos apenas atasco, un poco en la incorporación de la M-50. Hacemos la primera tirada larga de coche, muchos kilómetros y paramos en una estación de servicio al poco de sobrepasar Tordesillas para almorzar. Tenemos preparados algunos sandwich, fruta y frutos secos para no entretenernos demasiado.
Volvemos al coche y las tierras de vinos y dejamos atrás las bodegas de Rueda, Yllera y otras.
Llegamos a Ribadelago a las 13h, aunque existe Ribadelago Viejo y Nuevo, no tardamos en dar con el Hostal César (52€), nuestro modesto pero acogedor alojamiento.
Llegamos a la hora de comer, así que comemos en el mismo hostal que también tiene servicio de restaurante. La comida es muy buena (Ensaladas, salmón, chuletón – 22€).
En esta zona aun hace calor pero el entorno es bonito, está todo verde. Ribadelago no tiene gran cosa en cuanto al centro urbano, está cerca del lago por lo que acuden numerosos turistas, y de ella parten algunas rutas de senderismo y bicicleta, pero vamos a otro pueblo cercano después de coger fuerzas en la siesta. En San Martín hay un centro de interpretación con un museo muy interesante. En él leemos sobre la tragedia de 1959, cuando se rompió la presa y hubo numerosas muertes al quedar Ribadelago arrasado.
Desde San Martín aprovechamos para hacer un buen tramo de la Ruta de los Monjes. Tres horas de caminata para abrir el apetito y para disfrutar de estupendas vistas al Lago de Sanabria.
A la vuelta, en San Martín hay una boda, prácticamente todos los habitantes del pueblo asisten en la plaza del monasterio hay montada una disco móvil para seguir la fiesta después de la celebración.
Volvemos a Ribadelago y bajamos a una playa del lago para disfrutar de la puesta de sol. Alrededor del Lago de Sanabria hay numerosas playas donde los turistas se refrescan dándose un baño. Las instalaciones son cómodas, hay mesas y sillas de madera para comer bajo las arboledas y chiringuitos para comer, comprar bebidas, aseos, etc.
Estamos cansados tras nuestro primer día de viaje y, además, aunque la lista de platos en los restaurantes son atractivas no tenemos suficiente apetito, así que no bajamos a cenar. Picamos en la habitación cosas que aún tenemos del viaje y mientras vemos un partido amistoso de selección de baloncesto de España que nos ayuda a conciliar el sueño.
Mañana seguiremos acercándonos al Cantábrico.