Viernes, 21 de Enero de 2011.
Amanecí como era costumbre bien temprano por lo que el día me iba a cundir para visitar el centro y casco histórico de la capital ecuatoriana.
Después de desayunar en el hotel (buen buffet) echando un vistazo a los mapas cargué la mochila y me dirigí, en primer lugar, hacia el planetario pateando la Avenida Colombia. Pude visitar todas las exposiciones y disfrutar de la sesión del proyector de estrellas ($2) junto con multitud de escolares que estaban de excursión allí.
Después, seguí mi caminata hacia la Basílica, Santo Domingo, Plaza Grande… la verdad es que Quito es una ciudad con rincones y monumentos bonitos pero no es el principal atractivo de Ecuador para mi gusto.
En la ciudad, comparando con los sitios que ya había visitado, se veían muchos más mestizos y gente con rasgos europeos y muchos menos rasgos indígenas o andinos. Las calles estaban atestadas de gente, tanto turistas como vendedores, otros trabajadores y sobre todo una gran cantidad de niños.
Me lancé a comer en un pequeño local de la zona de Santo Domingo, donde por $2 obtuve arroz, pollo, papas fritas y bebida (algo así como Tang de fresa megadulce), que era lo que tomaba el 95% de la clientela del sitio (niños que salían del colegio y trabajadores de la zona).
Después de patear un buen rato más para bajar la comida me dirigí de nuevo a la estación de autobuses para regresar a Ríobamba, otras cinco horas de viaje ($4,5) para recorrer menos de 200kms.
Aunque llegué bien entrada la tarde-noche aún nos dió tiempo a Sergio y a mí a recorrer de nuevo el Parque Sucre, hacernos fotos en los lugares donde grabó uno de sus vídeos musicales el gran Delfín.
Para la cena Sergio «intentó» hacer una tortilla de patata (yo que creía que había que freir las patatas y la cebolla y resulta que se apañó para echarlas a medio cocer). Menos mal que ahí estaba la botella de Irache para pasarlo todo… y bien que dimos cuenta de ella que la apuramos del todo.