Martes, 10 de Noviembre de 2009.
Después del trasnoche y del vino nos levantamos con poca resaca. Arancha y Víctor se levanzaron frescos como perdices, a pesar de haber estado roncando toda la noche, al son de la música del móvil de Arancha, que tampoco se apagó durante el descanso.
Aprovechamos la mañana para hacer «shopping» y recuperamos fuerzas con zumito de naranja y chocolate en el desayuno.
Ya en el aereopuerto para volar a Bariloche sufrimos un pequeño retraso que llenamos con unas clases de póker para «pelar» a nuestros compañeros a la vuelta.
Una vez en Bariloche nos transladaron a la Casita Suiza, un hotel céntrico que iba a ser nuestro hogar los días siguientes.
El día nos dió para ver ropa y botas para la nieve que Víctor y Arancha buscaban y allí, al parecer, eran más baratos. Discusiones sobre marcas que a mi me sonaban totalmente a chino y precios se sucedieron durante gran parte de la tarde 🙂
Para rematar la jornada fuimos a cenar cordero patagónico (riquísimo) y a tomar sustitutivo (esta vez Norton Joven Malbec) donde hicimos presión psicológica al pobre Víctor.