El domingo, día grande, la visita a El Parque de Los Glaciares.
Seguramente sea una de las experiencias que no olvidemos en la vida, si Las Cataratas de Iguazú nos habían impresionado, Perito Moreno nos dejó completamente en shock.
La navegación hacia el glaciar, entre los azules témpanos de hielo era una continua maravilla. Por suerte pudimos disfrutar en vivo de una rotura de la pared del glaciar, restañando como un trueno.
La actividad que teníamos contratada consistía en un mini-trekking por el glaciar con unos crampones, entre grietas y agujeros, que finalizaba con una degustación de whisky (regulero) con hielo del Perito Moreno.
Para rematar el día nos sorprendió una nevada que, por fortuna, no nos arruinó por minutos nuestra caminata y las vistas desde las pasarelas.
En la vuelta, después del intenso día, echamos unas cabezadas que nos permitieron coger fuerzas para irnos de compras, y es que Arancha se desató con los artículos de invierno. Pizza y Malbec para cenar y ya deseábamos que amaneciera de nuevo para volver al glaciar.
Que casualidad! A nosotros también nos nevó cuando fuimos a ver el Perito Moreno. Y dos veces.
A lo mejor tiene que ver con que nos contaron que por la zona donde se forman los glaciares nieva 364 días al año no?
Oye que el club no era de polo, era un club tipo polideportivo, ya sabes, piscina, tenis, jardin para niños….. pero está claro que las pintas de los «amiguetes» confundirian a cualquiera, no había visto nunca tanto Babour para vestir¡¡¡. jajaja